En un momento dado, nos contenemos unos 20 vatios de potencia, lo cual es suficiente para alimentar a una sola bombilla. Esta energía se obtiene en una multitud de formas. Principalmente a través del consumo de alimentos, la sustancia química que nos da energía. La energía química se utiliza para alimentar nuestros músculos e instalaciones, convirtiéndose en energía cinética.
Como sabemos de la termodinámica, la energía ni se crea ni se destruye... simplemente se transforma. Y gracias a Einstein, sabemos que la materia y la energía son dos peldaños de la misma escalera - están inextricablemente vinculados -.El universo en su conjunto está cerrado. Sin embargo, los cuerpos humanos (ecosistemas y similares) no son sistemas cerrados, sino sistemas abiertos, lo que significa que, básicamente, el intercambio de energía con el medio ambiente. Ganamos la energía (de nuevo, a través de procesos químicos) y podemos perderla (expulsando los residuos o las emisiones de calor de nuestro cuerpo).
En la muerte, los átomos (y la energía contenida dentro de su cuerpo) se devuelven al universo, que se utilizará más adelante en otras sustancias y formas. Estos mismos átomos y la energía, que se originaron durante el Big Bang, siempre será de alrededor. Así que su "luz", la esencia de su energía (que no debe confundirse con su conciencia real) continuará resonando en todo el espacio-tiempo hasta que termine el universo.
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